Si tengo éxito, más
fuerza acumulo. Si fracaso, con más
fuerza vuelvo. Por eso, no me podéis parar. Este
movimiento solo puede crecer. Cuando la injusticia nos derrota, nuestra rabia, nuestro coraje, nos une y nos guía con una
fuerza inusitada. Cuando la vencemos, es el amor, la esperanza y la certeza de un futuro mejor, la que nos mantiene unidos y nos anima a seguir luchando. Por esa simple ley natural, de
fuerza y
movimiento, estáis condenados al fracaso. No me importan vuestras mentiras, vuestra represión y vuestra codicia. No me importa que me empujéis para luego reíros de una mujer que acaba de perder su casa y debe vivir en la calle junto a sus tres hijos. No me importáis, porque sois perecederos. No me importáis, porque yo seguiré aquí. Porque al final, gota a gota, la lluvia erosiona la montaña. Y cuando esta lluvia coja poder, solo seréis los restos de un antiguo e injusto pico.
Hoy se ha suspendido un desahucio, y vosotros habéis ejecutado otro. Mañana el balance será diferente, y no seremos nosotros los que perdamos. Os lo aseguro, porque ya lo dice el lema:
¡EL PUEBLO UNIDO, JAMÁS SERÁ VENCIDO!
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